EL OPROBIO UNIVERSITARIO

Chiquimuljá

Gustavo Bracamonte
Director de la ECC

Una treintena de estudiantes apoyados por algún perdedor de los candidatos a rector, cerraron la Universidad por más de diez días. Según ellos la academia es lo de menos, lo importante es la autonomía entendida miopemente y desde un ángulo de conveniencia a sus intereses particulares, pues nada tiene que ver que los estudiantes elijan a sus representantes de estudiantes y los docentes a los docentes igual como se hace en las Escuelas No Facultativas y los Centros Regionales. Que la Corte de Constitucionalidad haya opinado al respecto no quiere decir que la universidad pierda la compostura en cuanto a elegir a sus autoridades, pero cuando salen las pasiones infestadas por el egoísmo y la politiquería, es asunto de asustarse.

Es inaudito que hayamos permitido el cierre de la universidad por capricho de unos estudiantillos. Ni siquiera fue porque a los estudiantes y docentes de las Escuelas No Facultativas y a los Centros Regionales se les veda el derecho de elegir a su máxima autoridad, no, eso lo de menos para este raquítico grupo, les viene valiendo que la universidad sea antidemocrática y perversa en ese sentido, cuando es esencial para promover una academia y ciencia con valores de justicia y democracia. Desafortunadamente prevalecen intereses mezquinos tanto en docentes y estudiantes que dan la espalda a la modernización universitaria y ser ejemplo para la política deprimente del país.

Los miembros del Consejo Superior, máxima autoridad, deben poner las barbas en remojo.

Porque lo sucedido en esa jornada de obstaculizar el trabajo y el estudio sin que el resto de estudiantes y docentes movieran un dedo para abrir la universidad es un hecho que se debe reflexionar profundamente y por el otro lado, sentarse de una vez por todas a reinventar la universidad, deben ser serios y responsables ya que están ocupando un lugar importante desde donde pueden generar cambios sustanciales a nivel nacional. Ya no es posible que continúen con la apatía que les ha caracterizado y donde los representantes de las facultades velan por los intereses de sus unidades y el resto, escuelas y centros regionales, hundidos en la marginación y la academia y la ciencia sin discusiones para su desarrollo.

Ya no es posible que extensiones universitarias funcionen al margen de la ley únicamente porque le convienen a determinado decano en el momento de cualquier elección que le competa. Esa sí que es una vergüenza digna de haber cerrado la universidad por el tiempo necesario para normalizar esa tremenda irregularidad. Pero no sé cuáles son las razones por la que temen los del Consejo Superior a que cumplan la disposición elaborada por ellos mismo. Espero que no existan temores de poderes paralelos ni nada por el estilo, sino una indiferencia criminal.

Así es que es una buena coyuntura para repensar la universidad, para darle el espíritu de académica, científica y se servicio que necesitamos en estos tiempos de caos y mediocridad.

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Periodico Tiempo Diseño Web por: Nelson Dieguez Epesista Licenciatura en Ciencias de la Comunicacion