La credibilidad de la prensa en Guatemala

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Jairo Alarcón
Catedrático Universitario

La prensa, escrita, hablada y televisada tiene un papel significativo en toda sociedad. De ahí que el informar, orientar y distraer a la opinión pública, debería ser la función de estos medios de comunicación. Sin embargo, la realidad es otra en sociedades como la nuestra, ya que la prensa constituye el brazo ideológico del sistema. De ahí que aliena, domestica, desinforma.

En nuestro país, la prensa, salvo honrosas excepciones, ha representado un triste papel. Noticias ideologizadas, sesgo en la información, defensa de intereses de la oligarquía, etc., ha sido el papel de la prensa escrita en nuestro país. En la actualidad, basta realizar un análisis de contenido para determinar las tendencias de los medios.

La prensa debería, a través de las notas de opinión, representar el mecanismo donde se ventilen las distintas formas de pensar de los pueblos. Consecuentemente, los medios deberían reflejar los pesos y contrapesos de una democracia.

En países más desarrollados, en el orden de la información, el equilibrio se establece a partir de la plena identificación de los medios con determinada corriente ideológica. En estos países se cuentan periódicos de todas las tendencias políticas desde la extrema derecha, hasta la extrema izquierda. Con ello la opinión pública tiene la opción de leer contenido noticioso de diversa índole. De esa forma se garantiza que pueda optar dentro de un gran espectro de tendencias políticas, cuál es la que más le satisface. Sacando con ello sus propias interpretaciones sobre los hechos, notas de opinión y editorial.

En nuestro país, con las excepciones del caso, existe uniformidad ideológica en la información, ya que los medios representan los intereses de los dueños d los medios de producción. Situación que es comprensible ya que para que un medio de comunicación pueda subsistir en Guatemala, requiere de publicidad para poder subvencionar sus gastos. Publicidad que la pagan los anunciantes que responden a los intereses de los dueños de los medios de producción que con ello se convierten en sus financistas. En tal sentido, si la información, tratamiento de la misma, no se ajusta a los intereses de los financistas, la publicidad es retirada y con ello, la vigencia y permanencia del periódico es incierta. Es más, en nuestro país los empresarios son también dueños de estos medios, con ello se aseguran que sus intereses y los de su clase, estén resguardados, no sean criticados. Todo aquello que ponga en tela de juicio sus intereses, será invisibilizado por esos medios.

Recientemente el caso Rosenberg captó la atención de la opinión pública dada la cantidad de notas, artículos de opinión y editoriales. La gran mayoría de la información de los medios escritos daba por sentado la culpabilidad del Presidente de la República y de su esposa o al menos el involucramiento de estos en el asesinato. ¿Cómo es posible qué, tras una denuncia, sin contar con las pruebas del caso, se le pueda indilgar la responsabilidad de una muerte a alguien, si no se ha cumplido con el debido proceso? Indudablemente en toda democracia debe existir libertad de prensa, pero la libertad como bien lo señaló John Stuart Mill, tiene que ejercerse con responsabilidad.

A todo esto, a la opinión pública se le desorienta, mal informa, ideologiza, engaña. Un principio epistemológico señala que no debemos creer en algo, hasta que el juicio sobre el hecho sea evidente. Pero, ¿somos los guatemaltecos sujetos críticos? ¿Existe, por parte nuestra análisis en la información?, o sencillamente ¿la gran mayoría cree sin reflexionar lo que los medios dicen? Los índices de analfabetismo en nuestro país son alarmantes, están dentro de los más altos de Latinoamérica. Muchos saben leer y escribir pero no tienen el criterio para determinar la veracidad de la información, no triangulan los datos vertidos por la prensa. Es decir, son lectores y lectoras analfabetas que creen lo que leen, escuchan o ven, sin verificar la información. No se detienen a reflexionar sobre la estructura lógica de los juicios de valor en los artículos. Es decir, cuando se utilizan falacias Ad Hominem, de Falsa Causa, del énfasis, etc.

Es por ello que, a los sectores poderosos del país, no les interesa que se eduque a la población guatemalteca, no desean que se formen agentes críticos que puedan discernir con mayor criterio lo que los medios presentan. Y por el contrario, hablan más de competitividad en la educación, que en una educación libertaria, dialogizante, cuestionadora. Quizás en los actuales momentos sea esa la causa de que la prensa escrita se ensañe tanto con los programas gubernamentales como los de: mi familia progresa, escuelas abiertas, etc. Programas que al margen de los cuestionamientos sobre su politización y transparencia, constituyen un primer paso para la consolidación de sujetos críticos en el país.

La prensa en Guatemala, como lo afirmó hace mucho tiempo Mario Carpio, es un negocio, que controlan aquellos que se creen y hasta cierto punto son los dueños del país. Nos toca, a partir de formas alternas, cuestionar la acción de los medios y el comportamiento de la opinión pública para visibilizar el grado de alienación en que vivimos.

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Periodico Tiempo Diseño Web por: Nelson Dieguez Epesista Licenciatura en Ciencias de la Comunicacion